La añada 2024 marca el regreso a lo que podríamos llamar una “relativa normalidad” tras dos años excepcionales en los que la naturaleza nos puso a prueba con récords de calor y sequía. Esta vez, el ciclo del viñedo en la Mesa de Ocaña nos ha permitido trabajar con condiciones más benignas, aunque no exentas de desafíos. Como Gerente y Director Técnico de Bodegas Muñoz, quiero compartir contigo los detalles y emociones que rodean a esta cosecha tan especial.
La vuelta al equilibrio: un respiro para nuestras viñas
Después de dos años extremos, la precipitación recogida durante el otoño, invierno y principios de primavera fue suficiente para reponer las reservas hídricas del suelo. Aunque desde abril hasta agosto apenas llovió, las cepas pudieron desarrollar su ciclo vegetativo sin estrés hídrico relevante gracias a ese colchón de agua almacenada. Este es uno de los beneficios de trabajar en una zona como la Mesa de Ocaña, donde la profundidad y calidad de los suelos nos brindan una ventaja frente a condiciones adversas.
En cuanto a las temperaturas, si bien seguimos en valores algo por encima de la media, pasamos de extremos abrasadores a registros simplemente cálidos. Esta moderación fue clave para garantizar que las uvas alcanzaran una maduración equilibrada.
Un ciclo vegetativo sin sobresaltos… casi
El invierno fue amable con la viña, sin apenas episodios de heladas. Sin embargo, a finales de abril, con las cepas ya brotadas, las bajas temperaturas nocturnas causaron pérdida de producción en algunas parcelas. Más adelante, las temidas olas de calor hicieron acto de presencia a finales de julio, extendiéndose hasta finales de agosto, aunque una semana de tregua a mediados de ese mes ayudó a mitigar el impacto.
A pesar de estos retos, nuestras viñas demostraron una vez más su resiliencia. El agua acumulada en el suelo les permitió finalizar el ciclo sin problemas fisiológicos relevantes. Este equilibrio es el que perseguimos año tras año, sabiendo que cada vendimia nos exige adaptación, paciencia y respeto por el tiempo de la naturaleza.
La vendimia: un periodo de trabajo y satisfacción
Este año, la vendimia comenzó el 13 de agosto con el Moscatel de Grano Menudo, una variedad que nos llena de orgullo por su frescura y sus aromas intensos. Cerramos la cosecha el 18 de octubre con un Tempranillo de vendimia tardía, que alcanzó un nivel de madurez excepcional.
Entre esas fechas, vivimos dos meses intensos de recolección. Día tras día, comprobamos que las uvas llegaban en perfecto estado sanitario, con una madurez adecuada, una acidez correcta y grados alcohólicos moderados, características ideales para elaborar vinos frescos, aromáticos y equilibrados.
Rendimientos moderados pero esperanzadores
En términos de cantidad, los rendimientos fueron superiores a los de las dos añadas precedentes, aunque todavía se encuentran por debajo de lo que consideramos una cosecha normal. Aun así, esta recuperación nos llena de optimismo, ya que refleja la capacidad de nuestras viñas para adaptarse a los retos climáticos.
Mirando al futuro: vinos que prometen
En resumen, todo apunta a que la añada 2024 será recordada por su frescura, su riqueza aromática y su potencial de guarda. Los vinos que nacerán de esta cosecha capturan la esencia de nuestra tierra, de nuestras cepas y del esfuerzo constante de quienes trabajamos día a día en el viñedo.
Trabajar en la Mesa de Ocaña es un privilegio y un desafío. Es una zona única, donde el clima continental, los suelos calizos y nuestra pasión por el viñedo se unen para crear vinos auténticos, que hablan de su origen y del trabajo que hay detrás de cada botella.
Quiero agradecer a todo mi equipo y a quienes, de una forma u otra, han contribuido a que esta vendimia sea un éxito. Estoy deseando que podáis descubrir en cada copa de vino todo lo que esta añada tiene para ofrecer.
Bienvenido Muñoz Polo
Gerente y Director Técnico
Bodegas Muñoz